miércoles, 10 de noviembre de 2010

La idiotización también se audita

En alguna etapa de mi adolescencia se me ocurrió coleccionar las que en ese entonces se conocían como calcomanías u autoadhesivos, hoy denominados stickers y con la “ese” bien pronunciada. Las juntaba (pegaba) en una tabla o simplemente donde hubiera un espacio en mi pieza. Con los años deje el hobby y en hora buena, la estética de aquella pieza era francamente horrorosa solo comparable a esas micros viejas llenas de mensajes adhesivos como; “Jesús es mi copiloto” “Papito no corras” etc.
Esta pieza o dormitorio me dio la sorpresa de tener un comportamiento cíclico, sí, así tal cual, mi lugar de trabajo poco a poco ha ido recopilando trozos de mi pieza o mi pieza metiendose en mi trabajo y transportando también su estética de micro, donde miro me encuentro con letreros que indican mantener la puerta cerrada, no fumar, salida, ingreso solo personal autorizado, flecha para acá, flecha para el otro lado, entre otras obviedades gracias a las auditorias. Cada papelito está pegado con una religiosidad única, claro está que las auditorias son verdaderos eventos ecuménicos en la simulada preocupación minera por la seguridad, medio ambiente y calidad, uno al lado del otro y no dejo de verlos como símiles de un “coma-caca” tipo letra de cartel coca-cola pegado en mi tabla o en mi pieza (cíclica por lo demás).
Por lo menos puedo decir a modo de consuelo, que mi hobby fue propio de un espinilludo adolescente que carecía de razonamiento lógico y estético y que además nunca recibí un miserable peso por afear mi espacio (calidad ornamental de vida) o alguna auditoria que certificara con todas las de la ley que mi pieza era horripilantemente idiota.

1 comentario:

auditorito dijo...

Viva la seguricaca
Todo en orden
Todo en su lugar
que aunque no cambiamos nada
así no se ve tan mal.