miércoles, 6 de julio de 2011

Relaciones

Recuerdo que en mis años de estudiante en una asignatura de pomposo nombre estudié el principio de incertidumbre de Heisenberg. Principio que entrega las limitantes de la física clásica en su imposibilidad de determinar exactamente la posición y el momento (y por tanto la velocidad) de un sistema físico al mismo tiempo, es decir, cuanto más se conoce de una variable menos se conoce de la otra. Como idea general se establece entonces que; las partículas en movimiento no tienen asociada una trayectoria definida.

En tiempos donde los espacios públicos son perfectas vitrinas de una sociedad entrópica; los marchantes, los movilizados, los en paro, los huelguistas, los anarquistas, los sin casa, los estafados, los indignados (terminología del libro de Stéphane Hessel, pronto a ser utilizada en estas tierras), entre muchos otros grupos conforman el variopinto de un sin fin de causas existentes con sus trayectorias y movimientos.

En esto la humanidad es grande aunque en términos mecánico cuánticos nos comportemos muchas veces como una minúscula partícula en el espacio.

Boca

Por la boca muere el pez
Una vez vi una puta sin dientes de tanto sexo oral
La puta, me comunican, ha muerto
Por el sida o por drogas, yo no sé
Por la boca mueren las putas y también el pez.