martes, 10 de noviembre de 2009

Hombre betta.

Me fui a la mascoteria en busca de gusanos de tebo para la araña de mi hijo (la suki), dando vueltas por el lugar fije mi mirada en la sección de acuarios y peces, es que no podía ser de otra manera. Habían llegado los belicosos, los combatientes, los luchadores de Siam, simplemente ya estaban en vitrina los peces Betta. Con sus aletas de velo, sus cuerpos fusiformes con disposición de boca súpera, sus fulminantes colores rojo, azul o verde y un temperamento formidable. Esta descripción casi de hincha de fútbol hace presagiar que estas obras acuáticas deberían ser el centro de atracción, verdaderas madonnas entre un tumulto de escamosos pecadores. Pero contrario a esto parecen estar en eterna condena, una mazmorra de agua y vidrio de 8 cm. de ancho y largo y 10 cm. de alto son suficientes para mantener el hedor del seppuku espiritual del luchador de Siam.
La tétrica visión fue como estampida de balas en mi sien.
Las ganas de romper esos barrotes de vidrio se hicieron incontenibles, al tiempo que mi mano palpita el espesor de la trinidad verdugo de silicio, carbonato y caliza que encierra al perturbado branquial.
A un tris de enajenar mi sed de libertad, pero ¿por qué el encierro de un simple pez detona mi carácter irascible?
¡Hay que mantener la calma hombre! Me replique.
Pero las preguntas vuelven ¿cuanto de ese pez hay en mí?
Ando con mi hijo, no puedo dejar que mi alma iracunda tome, cual demonio, posesión de mi persona.
¿Qué hago?
¿Hablar con el encargado?
Le digo que cuatro paredes de vidrio atormentan a un guerrero y liberar a estos peces es un acto que redime al pecador. Que las cuatro paredes son suficientes incluso para estrangular el arrebato de un padre de familia.
Y por cierto que no me entendería y lo terminaría matando.

1 comentario:

OrdennegrO dijo...

Es una muy buena historia. Ahora bien, aunque no sea yo un muy buen narrador, o un narrador sin más ni más, creo que sobre el final, la fuerza que traía la historia, ejemplificada en el fuerte deseo del personaje por liberar al betta, se pierde muy abruptamente. En simples palabras, un desenlace un tanto desafortunado.
Espero no te moleste mi torpe y humilde apreciación.